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Consejos básicos para evitar las enfermedades transmitidas por los alimentos
Consejos básicos para evitar las enfermedades transmitidas por los alimentos

El grave caso de listeria que se ha producido en España ha vuelto a recordarnos la importancia de mantenernos alerta. Aunque es imposible eliminar por completo el riesgo de que lleguen a nuestros mercados alimentos que puedan tener un peligro potencial, hay otros muchos que sí podemos prevenir o reducir con una serie de medidas de control.

Los consumidores hemos asistido a varios incidentes relacionados con la seguridad alimentaria en los últimos años. Afectan cada año a cerca de 2 millones de españoles: desde el brote de botulismo en unas latas de alubias o la presencia de histamina en el atún fresco, en 2016, hasta llegar al mayor brote de listeriosis registrado nunca en España que comenzó hace apenas un mes en productos de carne mechada y que estamos viviendo en la actualidad.

En contra de lo que pueda parecer, las causas más habituales de estas intoxicaciones suelen ser la falta de higiene en la cocina y una incorrecta conservación o preparación de los alimentos. Por eso, aunque no es posible eliminar completamente el riesgo de que en algún momento lleguen a nuestros mercados alimentos que puedan entrañar algún peligro potencial, hay otros muchos contra los que sí se puede luchar para prevenirlos o reducirlos con un cierto control.

La ingestión de comidas y bebidas en malas condiciones puede causar síntomas en el consumidor más o menos graves. Las alteraciones más habituales son los gastrointestinales (vómitos, diarreas, dolor abdominal), pero no son las únicas. Puede darse otro tipo de síntomas como debilidad, dolores musculares, paráli­sis muscular o incluso abortos. Las cir­cunstancias en las que se produce una intoxicación alimentaria pueden ser muy variadas y con efectos muy diferentes. Aunque la mayoría se producen en los hogares y están causadas por bacterias. Por eso, unos buenos hábitos de higiene en la cocina son esenciales para prevenir estas enfermedades.

Cuidado con la higiene y la manipulación de alimentos

La forma más eficaz de reducir riesgos es sencilla: extremar la higiene y manipular los alimentos correctamente nos ayudará a evitar que las bacterias lleguen a nuestros alimentos o minimizar su multiplicación.

Lo primero y aunque parezca algo básico, conviene recordarlo: es importante lavarse las manos cuidadosamente, si vas al baño, si tocas animales, plantas, tierra, etc.

Cuidado con las sobras de comida. Después de cocinar, refrigera los alimentos cuanto antes, no los dejes a temperatura ambiente ya que las bacterias se multiplicarán rápidamente. Por lo tanto, las sobras de comida, a la nevera… o a la basura.

Sé pulcro con los recipientes donde guardas la comida: si vas al campo o la playa, lleva la comida en recipientes muy limpios y herméticamente cerrados. Mantén fresca la nevera o cesta con los alimentos, con acumuladores o bolsas de hielos. Si no dispones de ellos, también puedes refrigerar con agua del mar o río.

Es importante mantener los alimentos refrigerados, en la compra deja para el final los alimentos que necesitan refrigeración y mételos de nuevo en frío cuanto antes.

Cuidado con los insectos. Tanto al aire libre como en casa, deja los alimentos tapados y bien protegidos para evitar que insectos y microorganismos contaminen el alimento.

Sé escrupuloso con el trato a la comida. Evita la contaminación cruzada: para alimentos cocinados, no utilices tablas, platos o cubiertos que hayas usado con alimentos crudos sin haberlos lavado antes. También debes usar cubiertos limpios al servir las salsas, ensaladas o guisos.

Ten especial cuidado con las bayetas y estropajos que utilices en la cocina. Según un estudio que hemos elaborado en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en más del 90% de las bayetas y estropajos analizados la higiene es deficiente. Para acabar con las bacterias en estos objetos elimina los restos de comida después de cada uso; aclara, escurre y deja secar; renuévalos frecuentemente y utiliza una bayeta para cada zona.

Recalentar la comida varias veces también es un factor de riesgo. Recalienta solo la porción que vayas a consumir y guarda el resto rápidamente en la nevera o congelador.

Por último, cuidado con el agua. Algunos contaminantes provienen de ahí. En lugares donde el agua no te ofrezca garantías, tómala embotellada y sin hielo. En ese caso, cuidado también con las verduras frescas y los moluscos crudos.

El tiempo de incubación de la intoxicación es variable, pue­den aparecer a las pocas horas o tardar varios días en manifestarse, y no todas las personas que han consumido un ali­mento contaminado tienen por qué caer enfermas, hay varios factores que pue­den influir: la propia resistencia personal, la cantidad de alimento ingerido, etc.

¿Cuándo debes ir al médico?

Ante toda sospecha de intoxicación alimentaria debes consultar con el médico. En caso de dudas sobre cómo actuar, llama al 112 (emergencias).

Por lo que respecta al tratamiento, puede variar según la intoxicación de la que se trate, aunque en la mayoría de los casos será suficiente con que te hidrates bien mientras dure el epi­sodio y que mantengas una dieta blanda. Conviene empezar a comer poco a poco siguiendo este plan:

primero, agua de cocer el arroz (solo o con zanahoria), sémola o sopas de pasta; es aconsejable tomar cantida­des pequeñas y a menudo;

a medida que vayas aceptando los alimentos, puedes ir introduciendo el arroz hervido, pollo o pescados her­vidos, pan blanco tostado, jamón de york o manzana cruda;

antes de pasar a la alimentación nor­mal, conviene comer carne o pescado a la plancha, yogur natural, zanahoria, calabaza y patata cocida.

Como hemos dicho, lo más peligroso es la deshidratación, es decir, la pérdida excesiva de agua y sales minerales, prin­cipalmente sodio y potasio, por lo que la rehidratación con suero debe iniciarse de inmediato. No tome agua sola: en la farmacia venden sobres ya preparados para mezclar con un litro de agua para obtener la solución de rehidratación más adecuada. También puedes prepararlo en casa (receta al final del artículo). Se debe empezar a beber en cantidades pequeñas cada hora o 2 horas, según se vaya tolerando.

Las bebidas para deportistas no están recomendadas para tratar la gastroenteritis porque no tienen el adecuado equilibrio entre glucosa y electrolitos para tratarlas.

En bebés y niños pequeños, la rehidratación debe hacerse con paciencia, en tomas pequeñas y muy frecuentes. Siga en cualquier caso las recomendaciones de su pediatra.

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